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  • El crecimiento económico es tan solo una faceta del desarrollo. Los responsables de la elaboración de políticas se esfuerzan por garantizar que la senda de desarrollo de su país sea sostenible y por mejorar la vida de sus ciudadanos, lo que exige conciliar objetivos económicos, sociales y medioambientales.

  • Las mejoras del nivel de vida y los resultados que impactan la calidad de la vida de las personas son esenciales para el desarrollo económico y social. Desde la crisis económica de 2002, Uruguay ha llevado a cabo notables avances en esa dirección a la vez que ha reforzado su integración en la economía mundial, lo cual se ha traducido en mayores índices de crecimiento y la reducción de desigualdades. Uruguay ha elegido su propia vía en términos de políticas de desarrollo, en comparación con otros países de América Latina y de la OCDE. Su particular combinación de políticas demuestra que no existe un ”modelo” único de desarrollo; por ejemplo, las reformas destinadas a aumentar la progresividad del sistema de impuestos y transferencias, así como los esfuerzos por incrementar los puestos de trabajo formales, han sido esenciales para mejorar el nivel de vida.

  • Territorio, población y ciclo electoral

  • Uruguay ha realizado notables progresos durante el último decenio y la recuperación de la profunda crisis financiera de 2002 ha dado lugar al mayor periodo de crecimiento económico del país en décadas. Medidas macroeconómicas estables y un favorable entorno exterior han permitido un vivo crecimiento y el financiamiento de políticas sociales que han reabsorbido los devastadores efectos de la crisis en el tejido social. En ese periodo, se han mejorado sustancialmente varias dimensiones del bienestar de las personas y se han mitigado considerablemente los riesgos externos. Sin embargo, de cara al futuro, esas condiciones pueden plantear desafíos a la sostenibilidad de este desempeño. El crecimiento se está ralentizando, en parte por factores cíclicos y externos; las restricciones que pesan sobre el capital humano, la infraestructura y el financiamiento aminorarán el potencial de crecimiento a mediano y largo plazo. Si se desea que el crecimiento y el progreso social continúen avanzando a la misma cadencia, será preciso emprender acciones de política para eliminar algunos obstáculos.

  • El presente capítulo utiliza el marco de la OCDE para medir el bienestar para diagnosticar las fortalezas y debilidades de las diversas dimensiones del bienestar en Uruguay. En primera instancia examina la evolución económica de Uruguay, centrándose especialmente en los efectos de la crisis financiera de 2002 y en la posterior expansión de la siguiente década. En la segunda instancia este capítulo presenta los resultados en términos de bienestar que se desprenden del marco de la OCDE para una vida mejor “cómo va la vida?”. Desde una óptica internacional, los resultados de bienestar en el país son mejores de lo que cabía esperar en numerosas áreas, incluida la satisfacción ante la vida, la calidad del medio ambiente, la salud, la confianza, el apoyo en la red social, el alfabetismo y el acceso a mejoras en las instalaciones sanitarias. Sin embargo, subsisten desafíos en algunos ámbitos, tales como la pobreza infantil, los logros educativos, el empleo joven y la seguridad personal. Aunque las condiciones materiales son buenas por lo general y la disparidad de ingresos es comparativamente baja para la región, la desigualdad continua siendo un reto, y los niños y los jóvenes, en particular, se ven expuestos al riesgo de exclusión social.

  • El periodo de expansión tras la crisis económica y financiera de 2002 supuso la primera aceleración significativa del crecimiento del PIB desde principios de los años 1970 y la mayor progresión del PIB per cápita desde el siglo pasado. Este capítulo examina las tendencias a largo plazo del crecimiento económico bajo una perspectiva global y sectorial. Para ello, se analizan tanto las causas inmediatas de las disparidades entre ingresos y productividad laboral, como algunas de las condiciones y el marco de políticas que podrían constituir un obstáculo al ritmo de crecimiento. Se hace especial hincapié en los cambios en la estructura económica y, en particular, en las exportaciones, habida cuenta del pequeño tamaño de la economía uruguaya y de la importancia del comercio para el desempeño económico. Dada la falta de capital humano y de competencias, que limitan las perspectivas de crecimiento, las políticas están centrándose en incrementar la inversión en infraestructura para subsanar deficiencias en este ámbito. Aunque se están produciendo importantes transformaciones tanto dentro de los sectores económicos como a través de ellos (avances tecnológicos en varias actividades primarias, ampliación de algunos servicios de alto valor agregado...), propiciadas por el aumento de la demanda externa y las inversiones ante los generosos incentivos ofrecidos recientemente por el Gobierno, estos cambios también acentúan las presiones sobre los recursos humanos y exigen replantear las políticas de apoyo existentes para potenciar sus efectos en el desarrollo.

  • El crecimiento económico y las recientes reformas han reducido la pobreza y la desigualdad en Uruguay, superando los efectos de las últimas crisis económicas. Pese a esas mejoras, subsisten acentuadas desigualdades en varias áreas. La desigualdad antes de ingresos, una de las más reducidas de América Latina, es persistente y exige que las políticas destinadas a los grupos desfavorecidos se centren más eficazmente en ellos. En términos generales, la calidad de la educación y el acceso no han arrojado los resultados debidos en los últimos años; la disparidad de acceso a la educación y de calidad educativa supone un desafío fundamental, especialmente en secundaria. Por otra parte, aunque el mercado laboral ha tenido un buen comportamiento, el desempleo sigue siendo un problema entre los jóvenes. Por otra parte, se han acortado las diferencias salariales en función del nivel educativo debido a una recomposición del ingreso de los hogares. Por último, en término de gastos, el incremento del ingreso per cápita y de la clase media conllevará una mayor demanda de transferencias sociales y mayor gasto médico.

  • Este capítulo debate cuestiones relativas al marco macroeconómico y las condiciones institucionales necesarias para consolidar las recientes ganancias en materia de crecimiento económico y de reducción de desigualdades. Tras un breve análisis de la recuperación de la economía uruguaya después de la crisis de 2002, se determinan los principales desafíos a los que se enfrenta la economía y las acciones de política adecuadas para abordar ciertas cuestiones a corto, medio y largo plazo. Se ha prestado especial atención a las oportunidades y las dificultades vinculadas a la materialización de significativas inversiones en la minería, así como a los marcos fiscales que podrían contribuir a maximizar los beneficios.