La capacidad de los países de crecer de forma sostenida e inclusiva depende, en gran medida, de su habilidad para traducir los incrementos de productividad en bienestar para los ciudadanos. La innovación y la creación de nuevas empresas son factores determinantes para sostener este proceso virtuoso de incremento de la productividad. Las startups permiten llevar al mercado nuevos productos o servicios basados en descubrimientos científicos o en nuevas aplicaciones de conocimientos existentes, crean nuevos mercados y modelos de negocio y ofrecen soluciones novedosas a problemas emergentes. Las mismas, incrementan la competencia para la innovación, favorecen el desarrollo de un entorno empresarial dinámico y tienen potencial para convertirse en una fuente de dinamismo y diversificación de la economía. Sin embargo, estos emprendimientos se enfrentan a importantes barreras tanto para su creación como para su expansión, especialmente en los países en desarrollo. Las startups no surgen en un vacío, necesitan de talentos emprendedores, capacidades técnicas y de gestión de negocios, servicios y marcos legales que faciliten la creación y expansión de empresas, así como de inversión e infraestructura. Las políticas públicas pueden actuar de varias maneras para reducir las barreras que las startups encuentran en su creación y expansión y, de la mano del sector privado, los gobiernos pueden implementar acciones que faciliten el desarrollo de ecosistemas de startups dinámicos.